a querer intentar hacer nuevamente otro pan tan gustoso y facilón, por lo que nuevamente me animé a hacer este pan sin gluten con miel y nueces perfecto para desayuno.
La receta de este pan la he sacado del libro de «500 recetas de pan» que he tuneado a mi manera para convertirlo a versión sin gluten, si bien en apariencia puede estar un poco regular, puedo asegurarte con toda confianza que tanto su sabor y textura son realmente buenos y por eso me he animado a compartirla por aquí, pues además es muy fácil de elaborar.
Receta de pan de miel y nueces (sin gluten)
Ingredientes:
- 200 gr de harina panificable sin gluten (yo usé marca PROCELI)
- 50 ml de leche templada
- 50 ml de agua
- 100 gr de nueces peladas y cortadas en trozos grandes
- 60 gr de mantequilla reblandecida
- 25 gr de levadura fresca (marca LEVITAL es sin gluten)
- 3 cucharadas de miel clara
- 2 huevos
Preparación:
Templa un poco la leche y desmiga en ella la levadura fresca (marca LEVITAL sin gluten), deja que fermente durante 15 minutos. Para potenciar su efecto añade unas cuantas nueces ligeramente trituradas, eso hará que fermente más rápido.
Mientras tanto, mezcla ligeramente la harina junto con la mantequilla reblandecida, los huevos y la miel. A continuación añade la levadura fermentada y continúa amasando a la vez que incorporas el resto del agua.
Un punto importante para obtener una buena masa es el tiempo de amasado, las harinas sin gluten son bastante caprichosas y si usas de la marca PROCELI (que no a todo el mundo gusta) lo es más, pues ésta tiende a dejar grumos en la masa si no se amasa lo suficiente. Si tienes amasadora lo tienes fácil, sin embargo si lo haces a mano posiblemente tardes más, en todo caso deberás amasarla vigorosamente.
Cuando la masa esté viscosa agrega el resto de las nueces troceadas y continúa amasando para que se distribuyan uniformemente. Me he dado cuenta que las masas sin gluten entre más viscosas e inmanejables están parece que dan mejores resultados ya que el pan queda tierno y esponjoso.
Vuelca la masa en el molde (en este caso yo usé uno para plumcake) previamente engrasado o uno de silicona como en mi caso; cúbrelo con papel film o un paño húmedo y deja que repose en un sitio cerrado y sin corrientes de aire durante al menos 1 hora hasta que doble su volumen. Como ves yo lo he metido en el horno apagado y me ha levado de maravilla!!
Retira el molde del horno y quita el papel film, enciende el horno y transcurridos unos 15 minutos introduce nuevamente el molde y hornea unos 45 minutos. Puede que transcurridos unos 20 o 30 minutos notes que ha cogido mucho color, cuando eso tápalo con una hoja de papel de plata para evitar que se queme demasiado la superficie.
Al igual que los bizcochos puedes comprobar si está totalmente hecho si al introducir un palillo de madera o un cuchillo éste sale seco. Retira del horno y deja enfriar antes de desmoldar.
Para conservarlo mejor, una vez frío puedes cortarlo en rebanadas y mantenerlo envuelto en bolsa plástica o tupper, de esa manera evitarás que se mantenga tierno por más tiempo 😉